El uso de un dispositivo médico adecuado, en muchos casos, realmente puede marcar la diferencia en la calidad de vida de nuestros seres queridos.
Si pensamos por un momento en las personas mayores o en personas con discapacidad o enfermedades que les obligan a pasar mucho tiempo en la cama, no podemos obviar, por ejemplo, la comodidad que supone el uso de un colchón antiescaras y una cama adecuada.
Los colchones antiescaras son dispositivos médicos que pueden prevenir la aparición de heridas por fricción o roce. Con su uso se puede evitar el aplastamiento excesivo de la piel por largas estancias hospitalarias, evitando la oclusión de los capilares subcutáneos que puede provocar edemas o necrosis.
¿Qué son las úlceras por decúbito?
Una de las desventajas de una larga estancia en el hospital es el riesgo de sufrir la formación de lesiones en la piel, en las capas más profundas de la piel o, en los casos más graves, en los músculos y huesos.
Como hay varios tipos de lesiones, con los consiguientes niveles de gravedad, utilizamos una clasificación para indicar las cuatro etapas diferentes de gravedad:
Nivel I o bajo riesgo
Las lesiones clasificadas en esta etapa corresponden a un estado de inflamación en las capas más superficiales de la epidermis. Si bien los individuos de “bajo riesgo” todavía requieren atención específica, tienen buenas condiciones de movilidad y autonomía.
Nivel II o riesgo medio
Las lesiones identificadas en esta etapa afectan las capas más profundas de la dermis. El trato y la atención específica en la elección de la cama y el colchón se vuelven fundamentales para tratar de resolver las escaras por decúbito. Las personas de “riesgo medio” con movilidad limitada y ocasional, necesitan una atención especial en cuanto a la postura y las condiciones de humedad.
Nivel III o alto riesgo
El tercer nivel involucra lesiones que han resultado en la destrucción del tejido subcutáneo y el tejido adiposo. Los individuos de alto riesgo tienen movilidad y autonomía muy limitadas, están expuestos al riesgo de fricción y deslizamiento durante los movimientos y requieren una atención constante a las condiciones de humedad de la piel.
Nivel IV o muy alto riesgo
El cuarto nivel indica el nivel más alto de gravedad. En este caso, las lesiones se extienden hasta los músculos y los huesos. Las personas expuestas a “riesgo muy alto” son aquellas que están totalmente encamadas e inmovilizadas. Requieren asistencia continua de especialistas en los movimientos y en el mantenimiento de la postura y en el manejo de las condiciones de humedad.
Es precisamente mediante la identificación previa del nivel de riesgo, o ex post el nivel de gravedad de la lesión, podemos identificar con especificidad la solución de descanso más adecuada a las necesidades de nuestros seres queridos: poder minimizar la presión y el roce. entre la piel y el colchón, mejorando la transpiración corporal reduciendo la humedad y manteniendo una postura correcta.
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